viernes, octubre 28, 2005

Genealogía de la política mexicana V (El gobierno del cambio)

A un año de terminar la gestión del presidente Fox , muchos siguen buscando las razones del naufragio del tan anhelado gobierno de alternancia. La inoperancia política es el estigma bajo el que se ha movido el presente sexenio. La ciudadanía no ha tardado en cobrarle factura al presidente y a su partido.

La inteligencia y empuje mostrados por el candidato Fox se disolvieron paulatinamente en su inexperiencia política desde el inicio de su sexenio. Una vez ganada la elección Vicente Fox se encontraba ante la titánica misión de crear consensos con aquellos a los que sistemáticamente había vejado durante la campaña presidencial. Por otra parte los retos inherentes al gobierno federal nunca pudieron ser completamente entendidos por el ex gobernador de Guanajuato quien erró en varias decisiones críticas como la integración del gabinete y el manejo de su sistema de alianzas.

Sin embargo la piedra angular del derrumbe foxista fue la carencia de un auténtico oficio político que le ayudara a leer la realidad política del país cuya presidencia estaba asumiendo y elaborar estrategias acorde al mapa político de la incipiente era post priísta.

Una de las primeras acciones del flamante presidente fue convocar a un acuerdo para la unidad y la cooperación entre los partidos políticos , al estilo "Pacto de la Moncloa" de la España post franquista. El error en esta acción fue doble. Por un lado ,como se ha platicado previamente, los partidos se encontraban divididos debido a las maniobras de los presidentes Salinas y Zedillo para fortalecer la gobernabilidad de sus respectivos sexenios, estos profundos cismas se hacían más evidentes en el seno del PRI (segunda fuerza política) , donde la guerra de trincheras entre los grupos de interés de los expresidentes hacía largo y sinuoso el camino hacia la construcción de un nuevo liderazgo. Los propios tiempos post electorales complicaban el reagrupamiento de las fuerzas políticas en torno a la dirigencia de los partidos y restaban gran parte de la efectividad que pudiera haber tenido el esfuerzo coinciliador del ejecutivo. Por otra parte el dar el mismo trato a sus opositores políticos lanzaba una señal ambigua respecto a la línea política de este sexenio , en otras palabras, aunque nadie se sintió perseguido por el nuevo titular del ejecutivo tampoco nadie se sintió su aliado. Esta ambiguedad se vería reflejada en las relaciones con el poder legislativo.
La conformación del gabinete se sumó a la lista de obstáculos en el gobierno de Fox. En primer lugar dio preferencia a los ejecutivos provenientes de la iniciativa privada creando en automático conflictos de interés y acumulando una casi nula experiencia en administración pública entre sus colaboradores más cercanos.

La designación del secretario de gobernación era clave para llevar a buen término el sexenio , la falta de oficio del presidente podría haber sido suplida si el responsable de la política interior hubiera contado con los recursos necesarios para encausar el ímpetu de su entusiasta jefe y coadyuvar a trazar una estrategia clara de acción gubernamental. No fue así el presidente Fox eligió a Santiago Creel Miranda quien había sido derrotado en la elección para jefe de gobierno del Distrito Federal y cuya capacidad política era inclusive inferior a la del signatario. Los resultados estuvieron a la vista , una y otra vez Vicente Fox tuvo que colocarse en la línea de fuego para resarcir los daños provocados por la inexperiencia de su secretario y muy adelantado sucesor.

La integración del gabinete también implicó la marginación de varios de los antiguos aliados del presidente Fox , principalmente de los integrantes del Partido Verde Ecologista quienes rompieron públicamente con él durante el primer informe de gobierno y se aliaron con el PRI en diversas elecciones locales y en las intermedias , aportándole puntos de oro en la reconsolidación de su poder.

Así , rodeado de inexperiencia y sin aliados claros el presidente enfrentó el gran referendum de las elecciones intermedias del 2003. Los resultados fueron escandalosos , el PRI aliado con el PVEM barrió con el PAN , mientras el PRD crecía en el centro del país de la mano de Andrés Manuel López Obrador. El liderazgo del presidente se sacudió dentro de Acción Nacional , mermando su último reducto de operación política.

Lo que siguió fue el suicidio. Ansioso de enderezar el rumbo de su gobierno Vicente Fox decidió acercarse a Elba Esther Gordillo para pactar con el PRI una serie de reformas que podrían limpiar su paso a la historia. Fue un gravísimo error. El ejecutivo estaba inyectando vitaminas a sus antiguos enemigos , quienes poseían una estructura mucho más poderosa que la de su partido y que veían tras los comicios la posibilidad de volver a Los Pinos. El PRI se deslindó de sus coqueteos con el presidente recargando en él toda la responsabilidad de las impopulares reformas y ganándole la reputación de entreguista.

El colofón del desastre fue la tentativa de desafuero de Andrés Manuel López Obrador. Durante varios meses los intercambios verbales entre ambos mandatarios acaparaban los reflectores de la política nacional. Sin embargo el GDF contaba con una eficaz política de comunicación social muy superior a la de la presidencia de la república que comenzaba a perder puntos ante la administración local. El patrocinio del gobierno federal hacia la querella contra el jefe de gobierno se percibía como una acción de descarrilamiento demasiado evidente y muy poco sólida. Pero el equipo de AMLO usó la persecución oficial como plataforma para destapar al precandidato a la presidencia. Después de algunos meses el presidente se retractó de cara a la nación de las acciones de su gobierno realtivas a este tema limpiando su imagen personal , pero despedazando la política.

Así en estos momentos el presidente se encuentra aislado políticamente , procurando transitar con relativa calma hacia el final de un sexenio que le ha merecido perder inclusive el apoyo de sus correligionarios (su candidato a la presidencia de la república fue aplastado en las internas de AN) , y que pese a la desilusión reinante en el país pasará a la historia por haber hecho realidad la alternancia política . . . mas no el cambio.

viernes, octubre 14, 2005

Genealogía de la política mexicana IV ( La caída del sistema )

Al ganar la presidencia de la república por un amplio margen Ernesto Zedillo parecía consolidar la hegemonía priísta en el poder. Pero el brillo del sistema era sólo superficial, en el fondo existía una seria fractura en el PRI que el liderazgo del nuevo presidente no era capaz de reparar.

Por segundo sexenio consecutivo el rompecabezas político se complicaba para el presidente entrante. Zedillo no podía ignorar el sistema de alianzas construído por su antecesor y sabía que cualquier acción contra éste le podría acarrear la enemistad de los aliados de Salinas. Cuando eligió a Antonio Lozano Gracia (miembro del PAN) como nuevo Procurador General de la República parecía respetar la línea de concesiones hacia el blanquiazul iniciada con Carlos Salinas de Gortari, el tiempo demostraría su verdadera intención. Zedillo buscaba eliminar a Salinas del mapa político a como diera lugar y siguiendo los cánones maquiavélicos buscó primero debilitar al grupo compacto del presidente. Para ello debía iniciar en la periferia , enemistando al PAN con su antiguo mecenas. La designación de Lozano gracia fue un guiño agradable para Acción Nacional , pero no incondicional. La claúsula secreta de la apertura de las puertas del gabinete era el compromiso de perseguir a Carlos Salinas de Gortari y toda su familia aunque ello implicara el uso de medios poco éticos. La mancuerna Lozano-Zedillo hizo romper al eslabón más débil de la poderosa dinastía Salinas: Raúl, el hermano mayor. Era evidente que Raúl Salinas había traficado con las influencias inherentes a la investidura presidencial de su hermano y gracias a ello había acuñado una fortuna al margen de la ley. Sin embargo el delito de peculado y tráfico de influencias no era suficiente para la cacería de brujas pretendida por Ernesto Zedillo, por lo que usó al Procurador para montar un burdo teatro que implicara al hermano del expresidente con la desaparición del diputado Manuel Muñoz Rocha.

¿Cuál era la verdadera intención de Ernesto Zedillo con estas inusuales maniobras?.
Obviamente no quería franquear el camino al PAN hacia Los Pinos mostrándolo como el héroe encargado de lapidar al "enemigo público número uno" , pero tampoco quería liberar al expresidente y su familia del desprecio público necesario para consolidar a su propio grupo en el liderazgo del segmentado PRI.

Zedillo tenía un as bajo la manga: El encanto. Pablo Chapa Bezanilla , fiscal especial asignado al seguimiento del homicidio de Manuel Muñoz Rocha , se hizo de los servicios de Francisca Zetina ("La paca"), mujer de inexistentes escrúpulos, quien a cambio de una generosa remuneración inhumó en la finca "El encanto" propiedad de Raúl Salinas el cadáver de su suegro , haciéndolo pasar por el del desaparecido diputado. Esta absurda maniobra no tardó mucho en descubrirse y en acarrear toneladas de desprestigio a la PGR , enclave panista en el gobierno mexicano. La remoción del procurador y fiscal completaba la jugada maestra del presidente , había demostrado a la sociedad mexicana la incapacidad operativa de Acción Nacional sin concluir con su acción inquisitoria contra los Salinas, además había logrado enemistar a los viejos aliados.

La agenda política de Zedillo tenía una cita pendiente: El PRD. Es bien sabido que durante el sexenio de Zedillo frenó la persecución al partido del sol azteca y no sólo eso , fue patente la estupenda relación que pudo construir el presidente con el dirigente nacional de ese partido , Andrés Manuel López Obrador, que le costó a este último el odio declarado del EZLN.

Así, en las elecciones federales de 1997 el PRD se alzó con un importantísimo triunfo en la capital de la república mexicana , así como en Zacatecas (primeras gubernaturas para este partido en su historia). Era tiempo de vacas gordas en el PRD y de contriciones en el PAN , que para entonces era su principal enemigo por el liderazgo de la oposición.

El juego de Zedillo parecía darle oxígeno a un sexenio marcado por la crisis de 1995, pero realmente sus deshonestas maniobras le habían conseguido muchos enemigos en todos los niveles de la clase política. Y como sus dos antecesores , la bomba estallaría en la sucesión presidencial.

De las cenizas del PAN post-salinista surgió un personaje que retomó el estandarte de una corriente política olvidada después de la muerte de Maquío, la de los empresarios. Esta filosofía era la menos desgastada en el panorama electoral previo a la sucesión, brindaba frescura al electorado y parecía aglutinar el apoyo del golpeado blanquiazul ávido de volver a la vida. Vicente Fox , gobernador de Guanajuato decidió en Julio de 1998 manifestar de frente a la nación su intención por ser presidente de la república.

En el PRI el enfrentamiento entre los grupos de Zedillo y Salinas se hizo patente al confrontar a Francisco Labastida y Roberto Madrazo por la candidatura del tricolor, aunque Labastida logró un amplio triunfo el proceso de la elección del candidato dejó serias heridas en la estructura del Revolucionario Institucional y le quitó la posibilidad de cerrar filas en torno al candidato presidencial.

Aunque el PRD estaba en plena efervesencia electoral , los dos años de gobierno de Cuauthémoc Cárdenas en el DF , no le daban la suficiente fuerza como para contender contra un perfectamente organizado y resuelto candidato panista , dispuesto a aglutinar en torno a él el voto de la oposición al sistema.

Llena de exabruptos fue la campaña del 2000 , sobre todo por los pintorescos excesos del candidato Fox, sin embargo supo catalizar la inconformidad social con el régimen priísta y la debilidad operativa de un fraccionado PRI para completar (tras una de las elecciones más limpias de la historia) el anhelo de muchos mexicanos: la derrota del PRI en las urnas.

Así el 2 de Julio de 2000 el presidente Zedillo reconocía de frente a la nación la derrota del PRI y por ende el fracaso de las bravatas que él encabezó desde el inicio del sexenio.

El sistema había caído. Al menos eso parecía . . .

viernes, octubre 07, 2005

Genealogía de la política mexicana III (La guerrilla y la traición)

El primero de Enero de 1994 (mismo día en que entraba en vigor el TLC con EU y Canadá) el mundo conoció al EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) que desde la marginación de la sierra chiapaneca le declaraba la guerra al gobierno mexicano a través del primer comunicado de la selva lacandona. La guerrilla obligaba a voltear hacia aquellos a quienes el progreso del "maravilloso sexenio" salinista no había llegado. La avanzada de los neozapatistas no tenía ni por mucho los elementos suficientes para derrocar al gobierno, pero sí abría una nueva grieta en el liderazgo presidencial; y ya había algunos dispuestos a aprovecharla . . .

El EZLN no parecía una amenaza muy seria para el sexenio de salinas , aunque muchos encontraron en él un refugio a la nostalgia "foquista" de la guerrila comunista. Sin embargo las malas noticias ponían un obstáculo al suave transitar de la administración salinista. La aparición de una guerrilla al estilo centroamericano ponía en duda la eficacia en la operación política del gobierno en turno. En muchos sectores de la población existía el temor de que el conflicto en Chiapas fuera el inicio de la transición hacia un estado de guerra inédito durante la hegemonía priísta.

El mundo entero volteo hacia México embrujado por el romanticismo del discurso de Marcos y su guerrilla , esto le cerraba al presidente Salinas la puerta por la que salían las anteriores administraciones priístas ante conflictos similares : la matanza. El gobierno se vio obligado a mostrar su verdadera capacidad política de cara a la nación intentando desarticular al EZLN sin el uso de la fuerza, sin embargo el paso de los meses sólo mostró un régimen aletargado , inoperante y arrodillado ante la presencia de un comando militar nimio. El problema rebasó los alcances del gobierno hasta el punto de que se habilitó a Manuel Camacho (número dos del presidente, sólo después de el candidato a la presidencia) como comisionado para la paz en Chiapas. Se esperaba que una de las luminarias de la camarilla de Carlos Salinas resolviera el problema con un golpe teatral, mostrando la fortaleza del gobierno y el propio signatario. Pero la designación de Camacho llegó en un momento en el que la paciencia de muchos colaboradores del presidente se agotaba, poniendo en jaque el poder presidencial al interior del PRI. El tiempo fue delineando una posibilidad para estos nuevos disidentes: tomar ellos mismos el poder marginando al presidente en el cambio sexenal; la pregunta era ¿cómo lograrlo si el candidato oficial se encontraba en campaña?.

La campaña de Luis Donaldo Colosio estuvo llena de mensajes encontrados. En múltiples ocasiones se le pidió abandonar la candidatura , la presencia de Manuel Camacho en Chiapas hacia pensar en un "candidato paralelo" y el apoyo de los Pinos distaba mucho de las necesidades del ungido presidencial. Una feroz lucha por el poder estaba por desatarse a espaldas de Colosio y él estaba el vórtice del huracán , debía decidir entre ser leal a Carlos Salinas o darle la espalda y unirse al "fuego amigo" que emanaba del PRI. Luis Donaldo Colosio tomó la decisión y , aunque no es seguro en qué sentido , parece haber dejado muy en claro a las altas cúpulas priístas el bando en el que estaba jugando.

El 23 de Marzo en Lomas Taurinas (Tijuana) la venganza del otro lo alcanzó: murió asesinado después de un acto proselitista.

Ya sin saber quién estaba de su lado, el presidente Salinas tenía la misión de nombrar al nuevo candidato oficial. Ernesto Zedillo, exsecretario de Educación Pública, fue el elegido. El tiempo pondría a prueba la lealtad del nuevo entenado presidencial . . .