Fidel y México
Después del fallido asalto al cuartel Moncada , Fidel Castro y un grupo de insurgentes planeó desde México la rebelión en Sierra Maestra que culminaría con el derrocamiento de Batista y el ascenso de Castro al poder. A casi cuarenta y cinco años de ese hecho ¿Cómo se encuentran las relaciones entre el dirigente cubano y el país que le dio asilo a su insurrección?
Sin lugar a duda Fidel Castro es uno de los personajes más polémicos de la historia moderna. Desde Cuba desafío al poder EstadoUnidense através de controvertidas alianzas con la URSS en uno de los momentos más álgidos de la Guerra Fría. Este atrevimiento le valió ser ensalzado en la mitología popular latinoamericana como el gran defensor de la dignidad regional ante el indomable imperialismo yanqui.
Entre los presidentes latinoamericanos era interpretado como una señal de "mal gusto" el proferir alguna crítica contra el dirigente del gobierno cubano ya que el modelo de la isla representaba una esperanza contra la dominación cultural y económica del imperio nortamericano. Además Fidel había sido fortalecido por los torpes embates del presidente Kennedy , como el propio Ernesto Guevara reconocía ante Henry Kissinger. La política exterior de México hacia Cuba fue particularmente amigable durante cuatro décadas desafiando inclusive el veto económico impuesto sobre la isla. José López Portillo , presidente de México a inicios de los ochentas elevó a Fidel Castro al rango de "uno de los hombres del siglo XX". Los políticos y el pueblo mexicano se sintieron cómplices de la revolución que se fraguó en su propio territorio a finales de los 50.
La caída de la URSS y la apertura de China al capitalismo dejaron a Fidel Castro (en franca ironía con su situación geográfica) completamente "aislado" . La veladora de la heróica intervención soviética para liberar a Latinoamérica del yugo norteamericano se extinguió con el nacimiento de la Perestroika y la desintegración de la Unión Soviética.
Fuera del ámbito de la guerra fría las naciones latinoamericanas comenzaron a revalorar su relación con Estados Unidos. México participó de la creación de una zona de libre comercio con los dos gigantes del norte, el repliegue de la política intervencionista norteamericana (impulsada por la paranoia antisoviética) permitió a centroamérica un proceso de pacifiación exitoso, una moderna y pujante República de Chile hacían olvidar la nostalgia Allendista en ese país. Los noventas representaron un cambio drástico en el panorama político mundial , un nuevo rompecabezas donde la pieza del "dictador cubano" (dejó de ser el "comandante") ya no encajaba.
Los conflictos diplomáticos entre los países de América continental y Cuba eran sólo cuestión de tiempo. La marginación de Cuba en la OEA dio el primer aviso. La ruptura de relaciones con Uruguay hacían parecer irreversible el camino.
Lo que nadie hubiera adivinado es que el leal México también se sumaría a la batalla diplomática con Cuba. Vicente Fox , el primer presidente mexicano no priísta en 70 años le pediría al comandante Castro que se retirara de una cumbre de mandatarios americanos celebrada en Monterrey debido a la incomodidad que su presencia generaría en su homólogo EstadoUnidense Geroge W Bush. Aunque Fidel aceptó de buena manera la descortesía del signatario mexicano, no tardó en publicar la conversación telefónica que tuvo con el mismo (lo cual es por sí sólo mucho más grave que el inexplicable desatino del presidente Fox). De ahí en adelante las hostilidades de Fidel hacia el gobierno mexicano han subido de tono hasta el punto de una breve ruptura de las relaciones diplomáticas.
El ineficiente liderazgo del presidente Fox ha provocado que muchos de sus antagonistas usen el encono de Fidel (que en muchos países sería irrisorio) como un arma política en su contra. Esto es verdaderamente grave. Fidel es una especie de fantasma en el Siglo XXI pugnando por un discurso y una ideología cuya agonía inicio con la caída del muro de Berlín y que murieron definitivamente con la desintegración de la URSS hace ya casi quince años. Ya desconectada del oxígeno soviético la influencia de Fidel Castro está moribunda pero aún no completamente derrotada y parece estar apuntando sus baterías hacia México donde el gobierno actual ha creado profundas divisiones en amplios sectores de la sociedad, algunos de los cuales apuntalan al octagenario dirigente como su estandarte en la lucha intestina contra el presidente Fox.
Hay que ser muy cuidadosos en abrir las puertas de la casa a un personaje como Fidel ,inteligente y manipulador, pero sobre todo desesperado por el casi inevitable naufragio de la Revolución con la que comparte suerte su prestigio personal y quien está convencido que en retribución histórica puede fraguar el cambio en México desde Cuba.
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