viernes, julio 29, 2005

El delito y la carrera criminal

"...Siempre supe lo que era correcto y nunca lo hice , ¿saben por qué? porque era lo más difícil."
Tte. Coronel Frank Slate (Al Pacino) en "Scent of a woman"

Cuando la viruela llegó a México durante la guerra de conquista, los pobladores de Tenochtitlán reventaban las pústulas que aparecían en todo su cuerpo posteriores al contagio. Pensaban que al abatir el síntoma más evidente de la enfermedad terminarían por amainar su intensidad y finalmente hacerla ceder. El endurecer las penas contra los culpables de algún delito y pensar que con ello se logrará frenar la delincuencia obedece a la misma lógica absurda.

Nadie se convierte en un peligroso criminal de la noche a la mañana. Desde los primeros años de vida se asoman ciertas características alarmantes en quienes a la larga se convertirán en secuestradores , violadores , homicidas. De hecho varios de ellos habían tenido roces previos con la justicia inclusive llegando a correccionales o a la propia cárcel. Sin embargo las autoridades consideraron estos hechos como exabruptos fácilmente corregibles durante la reclusión y los enviaron de nuevo a las calles donde azuzados por las malas compañías y portadores de los mismos rasgos psicológicos que los llevaron a delinquir , fueron aumentando la complejidad de los ilícitos hasta asociarse para llegar a ser mafias de considerable peligrosidad. Si en alguna ocasión son capturados , dedicarán sus días en la prisión a ser mentores de nuevos delincuentes a los que instruirán en el arte de evadir a la justicia y de tejer redes de corrupción que los hagan inmunes a la acción de la justicia. Esta es la historia de la delincuencia en México y muchos países del mundo, inclusive en esta era en la que resulta fácil utilizar herramientas de explotación de datos para determinar focos de incidencia criminal y ambientes propicios para la creación de carreras delictivas.

La pregunta clave es ¿por qué alguien decide delinquir?. La aproximación moral a la respuesta sería que existe la "semilla de la maldad" en esa persona la cual tarde o temprano florece en este tipo de comportamiento anti social. La respuesta política tradicional diría que no existe el marco jurídico ni de seguridad pública adecuado para abatir al crimen. Para el autor la respuesta es concreta: "Alguien comete un crimen porque crece en un medio donde es más fácil delinquir que no hacerlo". El ser humano tiende a escoger el método más sencillo a su alcance para lograr la satisfacción de sus necesidades. No se podría explicar de otro modo el avance de la ciencia y la tecnología.

¿Qué pasará entonces si un individuo es sometido sistemáticamente a vejaciones en el seno de su hogar?. ¿Qué pasa si crece marcado por las cicatrices de las carencias más graves?¿ Y si desde pequeño es aislado y condenado a la mediocridad por sus maestros incapaces de hacer una lectura real de su situación más allá de los métodos de evaluación tradicionales?. ¿Cómo se puede crecer en una comunidad donde las vías de acceso a una vida digna y honrada están practicamente clausuradas?. Este es el caso de miles de comunidades hoy día en nuestro país, el problema radica en el contacto que tienen con grupos de estas características las células de delincuencia organizada que no sólo le ofrecen a sus integrantes cobijo económico , también les proporcionan la aceptación y estima negada practicamente desde la cuna.

Aunque nominalmente el gobierno combate al crimen organizado , sigue manteniendo las estructuras de injusticia social que convierten a poblados enteros en invernaderos de futuros narco menudistas , sicarios , espías , "conectes" , todos ellos elementos imprescindibles en la operación exitosa de las mafias.

Cuando se denuncia a un padre golpeador ¿quién se preocupa por darle el seguimiento adecuado a los hijos , intentando evitar que se repitan estos patrones de violencia?, cuando un estudiante deserta ¿quién busca ofrecerle alternativas para mejorar su vida? ¿por qué preocuparse cuando alguien ya ha iniciado formalmente su carrera criminal en lugar de evitar que lo haga?. De hecho los únicos realmente pendientes de encontrar individuos con carencias de esa índole son precisamente los ampones , ávidos de encontrar adeptos para engrosar sus numerosas filas.

Mientras el gobierno sigue reventando las ámpulas.