Benedicto muestra sus cartas . . .
Las recientes declaraciones de Benedicto XVI máximo jerarca de la iglesia católica mandan un mensaje muy claro a los políticos mexicanos: El proceso electoral del 2006 está bajo la mira del Vaticano. ¿Por qué el interés desde Roma en la sucesión presidencial?, ¿por qué criticar el accionar de un gobierno emanado de los sectores más conservadores de la sociedad mexicana?.
Al igual que su sucesor, el Papa Ratzinger entiende la importancia de la política en la supervivencia de la iglesia católica. Juan Pablo II utilizó en su momento , toda el poder político a su alcance para descarrilar el socialismo en Europa del Este , fuerte amenaza para la fe cristiana y la paz mundial. Mediante la desestabilización de su natal Polonia y el efecto dominó hacia Hungría y Alemania del Este (que culminaría con la caída del muro de Berlín) Karol Wojtyla consiguió desarticular a la poderosa URSS sin otra arma que la influencia eclesiástica.
La arenga de Benedicto XVI frente a los cardenales mexicanos indican que los ojos del Vaticano estarán puestos en latinoamérica durante este papado. Y no es para menos. Latinoamérica es la región con mayor numero de católicos en el mundo , en ella se encuentran los dos bastiones más significativos del catolicismo : Brasil y México. ¿Cuál es la preocupación del Vaticano con respecto a América Latina?. En primer lugar el resurgimiento de la izquierda laica de la zona. A excepción de Chile , en el resto de los países latinoamericanos se asoma la posibilidad del regreso al poder de organizaciones de izquierda ideológicamente afines al Marxismo ateo contra el que batalló Juan Pablo II . Uruguay , Bolivia , Argentina , Brasil , Cuba y Venezuela son ya gobernados (o están en vías de serlo) por mandatarios emanados de la izquierda. La conexión entre estos grupos y el vaticano se había dado la década pasada a través de la "teología de la liberación", pero la congregación para la doctrina de la fe (en ese entonces lidereada por Joseph Ratzinger) declaró la guerra abiertamente a los teólogos de la liberación através de la excomunión de sus iniciadores y la desvinculación oficial de sus actividades al no considerarlas apegadas a la verdad evangélica. El ajuste de cuentas para esos grupos antagónicos del Papa puede llegar en la región clave para el catolicismo a nivel mundial.
Por otra parte el movimiento migratorio entre Latinoamérica y Estados Unidos ha puesto de frente la (a veces displicente) convicción católica del latinoamericano con la fuerte disciplina protestante de los vecinos del norte. Si no refuerza su acción pastoral en la zona , Roma corre el riesgo de perder importantes posiciones ante el protestantismo norteamericano.
Sin embargo , la diatriba de Benedicto parece tener dedicatoria especial para México y su proceso electoral del año entrante. Se percibe entre líneas la desilusión del pontífice con una de sus cartas fuertes en la región :el gobierno Mexicano emanado de la derecha. Aunque la geografía política es cada vez más confusa gracias al frenesí por el poder reinante en los partidos políticos , ante los ojos del mundo hubiera resultado lógico pensar que un gobierno conservador , cuyo signatario fue preparado por los Jesuitas , comprendiera su importancia estratégica para la iglesia y le correspondiera a ésta su apoyo implícito mediante la defensa de sus intereses. En este tema como en muchos otros el gobierno del cambio actuó incorrectamente. No conforme con no proteger de modo alguno los intereses de la religión cuyo estandarte enarboló durante la campaña (textualmente , basta recordar que Fox tomó un estandarte de la vírgen de Guadalupe durante uno de sus actos proselitistas ) , el gobierno del cambio le asestó algunos dolorosos golpes a la doctrina católica como la píldora del día siguiente. La molestia por el doble discurso del presidente y su particular estilo de hacer política ("apóyame , pero no esperes nada a cambio") se hizo patente cuando Juan Pablo II se negó a recibirlo en compañía de su esposa durante una visita al Vaticano. Esa es la misma molestia que Benedicto XVI expresa al pedir a los obispos abstenerse de tomar partido durante los comicios del 2006 y criticar las acciones del gobierno en temas de combate a la corrupción , narcotráfico y eliminación de la pobreza. Con ese "rompimiento" entre Acción Nacional y El Vaticano , el Papa deja las puertas de la negociación abiertas a las otras opciones políticas, procurando ante todo la salvaguarda de sus intereses en el país cuya posición estratégica lo convierte en el dique que contiene el avance de el protestantismo proveniente de Estados Unidos hacia latinoamérica. No faltará quien se apresure a tomar su mano tendida.
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