Genealogía de la política mexicana IV ( La caída del sistema )
Al ganar la presidencia de la república por un amplio margen Ernesto Zedillo parecía consolidar la hegemonía priísta en el poder. Pero el brillo del sistema era sólo superficial, en el fondo existía una seria fractura en el PRI que el liderazgo del nuevo presidente no era capaz de reparar.
Por segundo sexenio consecutivo el rompecabezas político se complicaba para el presidente entrante. Zedillo no podía ignorar el sistema de alianzas construído por su antecesor y sabía que cualquier acción contra éste le podría acarrear la enemistad de los aliados de Salinas. Cuando eligió a Antonio Lozano Gracia (miembro del PAN) como nuevo Procurador General de la República parecía respetar la línea de concesiones hacia el blanquiazul iniciada con Carlos Salinas de Gortari, el tiempo demostraría su verdadera intención. Zedillo buscaba eliminar a Salinas del mapa político a como diera lugar y siguiendo los cánones maquiavélicos buscó primero debilitar al grupo compacto del presidente. Para ello debía iniciar en la periferia , enemistando al PAN con su antiguo mecenas. La designación de Lozano gracia fue un guiño agradable para Acción Nacional , pero no incondicional. La claúsula secreta de la apertura de las puertas del gabinete era el compromiso de perseguir a Carlos Salinas de Gortari y toda su familia aunque ello implicara el uso de medios poco éticos. La mancuerna Lozano-Zedillo hizo romper al eslabón más débil de la poderosa dinastía Salinas: Raúl, el hermano mayor. Era evidente que Raúl Salinas había traficado con las influencias inherentes a la investidura presidencial de su hermano y gracias a ello había acuñado una fortuna al margen de la ley. Sin embargo el delito de peculado y tráfico de influencias no era suficiente para la cacería de brujas pretendida por Ernesto Zedillo, por lo que usó al Procurador para montar un burdo teatro que implicara al hermano del expresidente con la desaparición del diputado Manuel Muñoz Rocha.
¿Cuál era la verdadera intención de Ernesto Zedillo con estas inusuales maniobras?.
Obviamente no quería franquear el camino al PAN hacia Los Pinos mostrándolo como el héroe encargado de lapidar al "enemigo público número uno" , pero tampoco quería liberar al expresidente y su familia del desprecio público necesario para consolidar a su propio grupo en el liderazgo del segmentado PRI.
Zedillo tenía un as bajo la manga: El encanto. Pablo Chapa Bezanilla , fiscal especial asignado al seguimiento del homicidio de Manuel Muñoz Rocha , se hizo de los servicios de Francisca Zetina ("La paca"), mujer de inexistentes escrúpulos, quien a cambio de una generosa remuneración inhumó en la finca "El encanto" propiedad de Raúl Salinas el cadáver de su suegro , haciéndolo pasar por el del desaparecido diputado. Esta absurda maniobra no tardó mucho en descubrirse y en acarrear toneladas de desprestigio a la PGR , enclave panista en el gobierno mexicano. La remoción del procurador y fiscal completaba la jugada maestra del presidente , había demostrado a la sociedad mexicana la incapacidad operativa de Acción Nacional sin concluir con su acción inquisitoria contra los Salinas, además había logrado enemistar a los viejos aliados.
La agenda política de Zedillo tenía una cita pendiente: El PRD. Es bien sabido que durante el sexenio de Zedillo frenó la persecución al partido del sol azteca y no sólo eso , fue patente la estupenda relación que pudo construir el presidente con el dirigente nacional de ese partido , Andrés Manuel López Obrador, que le costó a este último el odio declarado del EZLN.
Así, en las elecciones federales de 1997 el PRD se alzó con un importantísimo triunfo en la capital de la república mexicana , así como en Zacatecas (primeras gubernaturas para este partido en su historia). Era tiempo de vacas gordas en el PRD y de contriciones en el PAN , que para entonces era su principal enemigo por el liderazgo de la oposición.
El juego de Zedillo parecía darle oxígeno a un sexenio marcado por la crisis de 1995, pero realmente sus deshonestas maniobras le habían conseguido muchos enemigos en todos los niveles de la clase política. Y como sus dos antecesores , la bomba estallaría en la sucesión presidencial.
De las cenizas del PAN post-salinista surgió un personaje que retomó el estandarte de una corriente política olvidada después de la muerte de Maquío, la de los empresarios. Esta filosofía era la menos desgastada en el panorama electoral previo a la sucesión, brindaba frescura al electorado y parecía aglutinar el apoyo del golpeado blanquiazul ávido de volver a la vida. Vicente Fox , gobernador de Guanajuato decidió en Julio de 1998 manifestar de frente a la nación su intención por ser presidente de la república.
En el PRI el enfrentamiento entre los grupos de Zedillo y Salinas se hizo patente al confrontar a Francisco Labastida y Roberto Madrazo por la candidatura del tricolor, aunque Labastida logró un amplio triunfo el proceso de la elección del candidato dejó serias heridas en la estructura del Revolucionario Institucional y le quitó la posibilidad de cerrar filas en torno al candidato presidencial.
Aunque el PRD estaba en plena efervesencia electoral , los dos años de gobierno de Cuauthémoc Cárdenas en el DF , no le daban la suficiente fuerza como para contender contra un perfectamente organizado y resuelto candidato panista , dispuesto a aglutinar en torno a él el voto de la oposición al sistema.
Llena de exabruptos fue la campaña del 2000 , sobre todo por los pintorescos excesos del candidato Fox, sin embargo supo catalizar la inconformidad social con el régimen priísta y la debilidad operativa de un fraccionado PRI para completar (tras una de las elecciones más limpias de la historia) el anhelo de muchos mexicanos: la derrota del PRI en las urnas.
Así el 2 de Julio de 2000 el presidente Zedillo reconocía de frente a la nación la derrota del PRI y por ende el fracaso de las bravatas que él encabezó desde el inicio del sexenio.
El sistema había caído. Al menos eso parecía . . .
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